viernes, 20 de marzo de 2015

Efectos del bullying en la edad adulta

Posted: 11 Jul 2014 03:56 PM PDT





El reciente número de Julio de la revista americana de Psiquiatría abre un espacio especial para este fenómeno social (el acoso escolar o “bullying”) que cada vez adquiere más importancia precisamente por los efectos psíquicos y sociales que influyen sobre la víctima.

En este número los doctores Takizawa, Maughan y Arseneault, presentan el estudio cohorte Adult Health Outcomes of Childhood Bullying Victimization: Evidence From a Five-Decade Longitudinal British Birth Cohort, en el que evalúan los efectos de la victimización por bullying de la niñez en la edad media de la vida.


En este estudio se registró 7771 participantes, los cuales sus padres reportaron exposición al bullying en las edades de 7 y 11 años. Se les realizo revisiones de seguimiento entre las edades de 23 y 50 años. Las variables a valorar incluyeron tendencia suicida y diagnósticos de depresión, trastornos de ansiedad y dependencia al alcohol en la edad de 45 años; distress psicológico y salud general a los 23 y 50 años y funcionalidad cognitiva, estado socioeconómico, relaciones sociales y bienestar a los 50 años.





Ser acosado en la niñez fue asociado con ser hombre y tener padres con ocupaciones manuales, con baja participación de los padres y estar ubicados en instituciones públicas o de caridad, además de reportes retrospectivos de 2 o más adversidades en la niñez (tales como pobreza, problemas en la salud mental, con el alcohol o las drogas en los padres, conflicto familiar y abuso físico y/o sexual). Observaron que los participantes que sufrieron de bullying en la infancia tuvieron niveles incrementados de distress psicológico a las edades de 23 y 50 años. Los que frecuentemente fueron acosados presentaron mayores tasas de depresión, trastornos de ansiedad y suicidio en promedio en 2 veces más que sus pares no victimizadas. A la edad de 50 años, la victimización por bullying en la infancia fue asociado con carencia de relaciones sociales, dificultades económicas y pobre percepción de la calidad de vida.


Como conclusión, se demuestra en el estudio que los niños que se exponen al acoso escolar, especialmente en los que se da frecuentemente, están más en riesgo para un amplio rango de pobres desenlaces socioeconómicos y de salud 40 años después de la exposición. Estos resultados demuestran la importancia de implementar programar para reducir la exposición al acoso escolar en la niñez así como disminuir las consecuencias de este en el bienestar mental del afectado.



En la editorial de la revista además de hacer una aproximación al artículo en cuestión también se comenta la siguiente pregunta: ¿Cómo se puede ayudar al niño acosado?: “Ser acosado no es una enfermedad o desorden, sin embargo, es una exposición al cual ciertos infantes son más vulnerables que otros”, comentario que se resalta. Los estándares en salud pública que se implantan a la exposición generalmente se agrupan en 3 categorías: 1) Prevención primaria o universal: reducir áreas, lugares o situaciones en que las personas pueden ser expuestas, 2) Prevención secundaria o dirigida: Incrementar la resiliencia de los que se han expuestos y 3) Prevención terciaria o indicativa: Reducir el daño causado por la exposición. En la prevención primaria es la que (afortunadamente) se ha visto más progreso mediante varios tipos de programas escolares, aunque aún hay resultados irregulares. La prevención secundaria se demuestra en un artículo publicado por los investigadores del estudio actual, en el que observan que en un grupo de gemelos monocigoticos respecto a la exposición al bullying, el gemelo que recibió más acompañamiento parental tuvieron menos problemas de comportamiento. Y en la prevención terciaria de la enfermedad mental luego del bullying trata sobre preguntar a los pacientes y padres sobre acoso, intervenir si es necesario y tratar la ansiedad, depresión y en ocasiones las tendencias suicidas que el bullying puede causar.






Asimismo se resalta el desconocimiento o la falta de atención que se prestar al victimizador, el acosador, el “bully” por parte de la psiquiatría. Se sugiere que ser un “bully” y no una víctima aumenta la probabilidad de comportamientos delincuenciales y abuso de sustancias en el tiempo, sin embargo no se ha llegado a consensos claros en este tema que también merece su debido estudio, ya que también se considera en parte que estos sujetos también son víctimas.



Los links a los articulos en cuestion:



Editorial


Adult Health Outcomes of Childhood Bullying Victimization: Evidence From a Five-Decade Longitudinal British Birth Cohort


Un saludo.

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